La principal virtud del castaño de Indias es sus acciónes venotónica, vascoconstrictora y antiinflamatoria. Las semillas contienen flavonoides (esculina), saponósidos (escina), taninos y minerales. Las hojas contienen heterósidos cumarínicos, flavonoides y fitoesteroles, presentes también en la corteza, que es especialmente rica en alantoína y taninos.

La escina y la esculina son las sustancias que le confieren la capacidad de favorecer el riego sanguíneo periférico e impedir su estancamiento. Junto con el ginkgo, la vid roja y el rusco, se considera uno de los mejores recursos de herbolario para tratar los diferentes síntomas asociados a problemas de debilidad o insuficiencia venosa.

Indicaciones terapéuticas:

  • Venas varicosas y fragilidad capilar por insuficiencia venosa crónica.
  • Hormigueos y calambres, sensación de adormecimiento de pies, piernas (sobre todo pantorrillas) y manos.
  • Venas hinchadas en las piernas o flebitis, que provocan pesadez y ardor. El castaño de Indias reduce la inflamación y ayuda a que desaparezca la quemazón.
  • Hemorroides. Previene su aparición y ayuda a combatirlas, aunque cabe asociarlo a una dieta adecuada.
  • Edemas o hinchazón por retención de líquidos. Favorece la diuresis y la eliminación de toxinas.
  • Sabañones y hematomas o sangrado bajo la piel, aplicado en emplastos y lavados.
  • Problemas de microcirculación en la piel, sobre todo de la cara, o la cuperosis, con enrojecimiento facial y ardor, provocados por estados nerviosos, trastornos digestivos o abuso del alcohol.
  • Las hojas y la corteza, a las que se atribuye una moderada acción astringente, se han indicado para frenar diarreas y para tratar por vía tópica conjuntivitis, gingivitis, heridas y quemaduras leves.
  • Tradicionalmente se habían usado también para aliviar los dolores reumáticos.

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