El verano es una época del año que invita a hacer más vida social, a pasar más tiempo en la calle y a disfrutar de actividades deportivas. En general, suele gustarnos más que cualquier otra estación del año, quizás porque suele ir asociada a vacaciones y a relax, todos solemos bajar nuestro ritmo de actividad o al menos nos lo tomamos de otro modo pues al ser los días más largos también tenemos más tiempo para nuestro ocio tras una jornada laboral.

Sin embargo hay un problema que se agrava con el verano… ¡la sudoración! Y hay personas para las que esto es un serio problema, bien porque tengan una sudoración excesiva o bien porque aunque sea moderada o normal lo viven como algo desagradable y molesto.

¿Por qué sudamos? ¿para qué sirve sudar? ¿podemos evitarlo? ¿debemos evitarlo?

El sudor o, mejor dicho, la transpiración es el mecanismo que tiene el cuerpo para regular la temperatura corporal de forma natural debido a que su evaporación reduce nuestra temperatura. Pero el sudor cumple otra función fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, que es eliminar toxinas.

Parece que algo que nos puede resultar desagradable, sin embargo, es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y por lo tanto para nuestra salud… lo habitual es que la sudoración sea localizada y se ubique en algunas zonas de nuestro cuerpo como las axilas y los pies, aunque también es habitual que se extienda al resto del cuerpo en situaciones de calor extremo o al realizar ejercicio físico.

Pero no sólo sudamos con el calor, también aumenta la transpiración cuando estamos nerviosos, con estados de ansiedad y como síntoma asociado a algunas enfermedades que cursan con fiebre, el consumo de algún tipo de picantes, excitantes o fármacos.

La composición del sudor es principalmente agua, con pequeñas cantidades de otras sustancias químicas como el amoníaco, urea, sales minerales y azúcar, por lo que no huele mal aunque en la zona de las axilas y el pubis debido a la fermentación producida por las bacterias que hay sobre la piel se produce el mal olor, al igual que en el caso de los pies donde en contacto con los restos de impurezas en los zapatos también adquiere ese mal olor característico. 

En el mercado existen diferentes antitranspirantes para disminuir o eliminar la sudoración pero como ya habrás podido imaginar no es una práctica recomendable para nuestra salud, pues es conllevaría el acumular en nuestro cuerpo una cantidad de toxinas nocivas para su buen funcionamiento y el aumento de la temperatura corporal que puede dañar alguno de nuestros sistemas biológicos. Es decir, podríamos evitarlo pero no debemos hacerlo. 

Existe una ‘enfermedad’ o disfunción asociada a la transpiración corporal que se llama Hiperhidrosis, que consiste en el exceso de sudoración corporal que además suele ser indiscriminada, es decir no se ciñe solo a las zonas del cuerpo donde hay más concentración de glándulas sudoríparas, y es muy característico el excesivo sudor en las manos llegando a ser un problema estético, y lo que es peor, funcional. En estos casos sí que hay que intentar disminuir la transpiración y para ello es muy importante acudir al médico y no utilizar ‘trucos’ caseros o populares, pues en algunos casos esta hiperhidrosis está asociada a otras alteraciones o enfermedades.

Ahora que sabemos que el sudor, o la transpiración corporal es algo que ayuda al buen funcionamiento de nuestro cuerpo y que no debemos eliminarlo; que el mal olor está generado por ‘agentes externos’ vamos a intentar mantener la superficie de nuestra piel limpia, utilizar desodorantes (que no antitranspirantes) que lleven algún agente bactericida para neutralizar esas bacterias que producen el mal olor y limpiar y cambiar nuestro calzado a menudo.

Además puedes utilizar cualquiera de nuestros

con agentes bactericidas que eliminarán esas bacterias que producen el mal olor, a la vez que cuidan tu piel, ¡pruébalos y cuéntanos cuál es tu favorito!

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