Ese gran desconocido, pero muy utilizado… El petróleo y sus derivados, están presentes en muchos productos de cosmética que puedes encontrar en el mercado. 

Para el gran público esto es algo desconocido o incluso sabiéndolo se tiende a pensar que si se puede vender no será tan malo pero…¿Te untarías petróleo sobre la piel? La respuesta es no prácticamente para el 100% de los usuarios. Ahora bien, ¿por qué se usan estos componentes? 

Las grasas y aceites minerales, también conocidos como petrolatos, son vaselinas, incoloras e inodoras, que aportan textura grasa a las fórmulas cosméticas, creando un efecto aislante sobre la piel. Se utilizan porque son más baratos que cualquier aceite vegetal y la piel, aparentemente, los absorbe con rapidez pero lo que en realidad están creando es una falsa sensación de hidratación. Realmente es como si pusiéramos una bolsa de plástico transparente sobre la piel que la asfixia y la impide hacer su función natural de excreción y comunicación con el exterior, pero que externamente le da un aspecto lustroso y suave, pero que está impidiendo mostrar lo que realmente está ocurriendo en las capas más internas de la piel. Este efecto tiene un tiempo de duración y es habitual que a medio, largo plazo surjan brotes de acné u otras afecciones.

Aunque se defiende que los petrolatos tienen propiedades humectantes y emolientes, en realidad pueden: 

  • Obstruir los poros 
  • Provocar la aparición de acné y brotes cutáneos 
  • Algunas pieles (sensibles o atópicas) pueden experimentar sensibilidad e irritación

Además en su producción se generan contaminantes y emisiones dañinas que contribuyen al cambio climático y dañan el medio ambiente.  

¿Dónde podemos encontrar estos componentes? 

Son la base de muchos productos cosméticos, sobre todo aquellos de consistencia grasa, se pueden encontrar en: 

  • Cremas hidratantes y lociones corporales.
  • Bálsamos labiales y otros productos para el cuidado de los labios.
  • Productos para el cuidado de la piel seca.
  • Pomadas y ungüentos.
  • Aceites / geles de baño.
  • Productos para el cuidado del cabello, acondicionadores y productos para el peinado.
  • Productos para el cuidado de las uñas y cutículas. (Aquí aparecen como acrilatos o acrilamidas)

¿Con qué nombres aparecen en los INCIS?

Paraffinum Liquidum, Cyclopenta- siloxane, Cyclohexasiloxane, Cyclo- methicone, Dimethicone, Dimethi- conol, Carbomer, Petrolatum, Cera Microcristallina, Ozokerite, Ceresin, Parafin, Acrylates, Acrylamides.

Desde Naáy te damos 4 motivos para prescindir de estos ingredientes: 

  1. Puedes experimentar sensibilidad o irritación que se traduce en: enrojecimiento, picazón, ardor o brotes de acné. (Hay cierta preocupación porque también obstruyen los poros haciendo que la piel no transpire y elimine toxinas) 
  2. No aportan una hidratación real: tienen propiedades humectantes que absorben rápido, pero en realidad crean una breve sensación de hidratación, una capa que tapa nuestra piel. 
  3. Son contaminantes: su producción y extracción (recordemos que el petróleo es un recurso limitado y no renovable) dañan el medio ambiente con sus emisiones y no son biodegradables. 
  4. Tu piel no los necesita: la mejor forma de cuidar tu piel es aportándole nutrientes que reconoce y por tanto aproveche y que actúen en profundidad llegando a las capas internas. 

La filosofía Naáy prescinde de este tipo de componentes, ya que en función del producto y dónde lo apliques puede que estés introduciendo en tu piel (esa gran esponja) hasta el 90% de su contenido en el torrente sanguíneo y de ahí, que vaya a todos los rincones de nuestro cuerpo. Lo que no quieras en tu sangre u órganos, no lo pongas sobre tu piel. 

En Naáy buscamos ingredientes que tengan una altísima biodisponibilidad y que creen un buen impacto sobre nuestro planeta y sociedad; nos preocupamos por tu piel, por tu salud y la del planeta.

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